domingo, 13 de abril de 2008


Lugar intimo lugar abandonado

Lo que viví recorriendo el parque de la 60 con 7·, fue una translación de contexto, en el que por un momento me salí de una identidad de mole y concreto como lo es la ciudad, y me adentre en un mundo paralelo, en el cual desvinculo por un momento el aspecto urbano de nuestra cotidianidad, viendo como los arboles, la naturaleza los recorridos los sonidos y los mismos transeúntes, me transportan a otro mundo en el que se concentra una idea de ciudad diferente móvil e inherente. Es interesante ver como el mismo diseño del parque lo invita a uno a habitarlo a sentirse como en su casa haciendo parte de esta, ya sea recorriéndolo, observando sus movimientos o desarrollando actividades. Se ve una clara relación de centralidad con respecto a la ciudad, y esto es lo que hace atractivo este parque su morfología y el orden en el que se manifiestan las cosas, de una forma inconstante y manipulable por el transeúnte.

Espacio abandonado: El circuito del tranvía, quemado durante el Bogotazo-.

Para mí este espacio es como un corazón que late pero sus latidos no son escuchados, en el sentido que es un espacio que tiene una historia, una memoria y un recuerdo, que ha dado paso a lo que conocemos como Bogotá. Pero esos latidos ya se han dejado de escuchar, debido a la evolución de la ciudad y a la preocupación de la distribución de los espacios, dejando a un lado cual ha sido el verdadero origen de estos, identificando que un espacio siempre esta vivo. Es interesante ver que, más allá de la arquitectura o el diseño, como ciudadano el espacio construye ciudad y la ciudad construye la vida, y mientras no se alimente esta idea, creo que este corazón, va a dejar de latir, es por esto, que ahora es el momento de transforma ese concepto de quieto en algo móvil, dinámico, cambiado, atractivo para Bogotá.

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